Domingo 15 de Octubre del 2006
LIMA, Perú (Noticias Berea/La Verdad) Este 15 de octubre se cumplen siete años de un hecho lamentable que trajo sombras y desprestigio a "Las Asambleas de Dios del Perú", la denominación evangélica más grande del país, al destituir de manera ilegal y abusiva al superintedente nacional pastor Víctor Pino Gamboa, a través de un Golpe de Estado, que fue motivado básicamente por diferencias doctrinales entre el Pentecostalismo Clásico por un lado y el Ecumenismo y el Carismatismo o Neopentecostalismo por el otro; y también por la ambición de poder de algunos líderes evangélicos asambleístas.
Damos a conocer esta noticia con la finalidad que sea de conocimiento de todos nuestros lectores que ingresan a este blog de noticias, para que estos hechos vergonzosos nunca más se vuelvan a repetir en ninguna Iglesia Cristiana Evangélica del mundo, sino que ante determinadas circunstancias se actúe siempre de una manera cristiana, bíblica y legal, sin hacer uso de armas mundanas y de actitudes propias de personas impías y malvadas, que no conocen al Señor Jesucristo.
A continuación transcribimos la noticia publicada en el periódico evangélico “La Verdad”, en octubre de 1999, edición Nº 028, dando cuenta de este hecho bochornoso:
PERIODICO EVANGÉLICO "LA VERDAD":
Sectores carismático y ecuménico son protagonistas de grave crisis
Golpe de Estado en Asambleas de Dios del Perú
Las pugnas doctrinales y la manifiesta ambición por el poder provocaron, a mediados de octubre, la más grave crisis que se recuerde en las Asambleas de Dios del Perú, la primera denominación en cuanto a número de miembros a nivel nacional. La crisis, que desembocó en la arbitraria destitución del superintendente nacional, está salpicada de abusos, enconos, mentiras, zancadillas, traiciones, entre otras acciones difíciles de imaginar en el pentecostalismo.
Y es que, para muchos evangélicos, el creyente pentecostal era más entregado a la obra de Dios, más comprometido con la misión, más cuidadoso en su vida, en fin, más espiritual que los creyentes no pentecostales. Sin embargo, lo sucedido en las Asambleas de Dios con sus máximos dirigentes como protagonistas, echa por tierra el sentimiento que gran parte de la comunidad evangélica tenía sobre el sector pentecostal que es mayoritario.
Como es de dominio público, la denominación más grande del país era manejada por una junta ejecutiva nacional compuesta por cuatro miembros, quienes, a la fecha del conflicto, eran: Víctor Pino, superintendente nacional; Ernesto Sandoval, vicesuperintendente nacional; Roberto Clavo, secretario nacional; Filadelfio Cortez, tesorero nacional. La referida junta, desde mucho tiempo atrás, mostraba evidentes signos de división, con el superintendente y el vicesuperintendente por un lado, y el secretario y el tesorero en el bando contrario.
Esta división, que se había extendido a las oficinas regionales y a sus dirigentes, llegó a su punto culminante durante el evento celebratorio por el ochenta aniversario de presencia asambleísta en el Perú, evento que venía trabajándose desde el mes de mayo. El predicador principal, Jorge Raschke, anticarismático por excelencia, resultó el chivo expiatorio de la crisis debido al proceso de divorcio en que se encuentra, suficiente motivo para que fuera vetado por el consejo consultivo de la denominación.
Raschke, de nacionalidad puertorriqueña, es un severo crítico de la teología de la prosperidad y de la guerra espiritual, sentimiento que expresa con énfasis en sus programas radiales y en sus prédicas, lo que le ha valido ser considerado como uno de los tres personajes evangélicos más respetados e influyentes de Puerto Rico. Ese y no otro habría sido el detonante para la destitución del pastor Víctor Pino, quien coincide plenamente con la postura doctrinal de Raschke contra lo que muchos están llamando herejías modernas.
Contraataque carismático
La crisis desatada a tres meses de realizarse la convención nacional donde deben nombrarse a las nuevas autoridades, muestra que quienes firmaron la carta de destitución del superintendente no sólo están dominados por las doctrinas carismáticas o neopentecostales sino que también tienen evidentes afanes de ser los próximos directivos de la denominación. Pero respecto a las diferencias doctrinales en la jerarquía asambleísta, dos eventos celebrados en 1999 marcaron la pauta de lo que vendría después.
En primer lugar, la campaña evangelística celebrada por la Región Lima Centro Sur con el predicador argentino Claudio Freidzon, del ala carismática de las Asambleas de Dios y muy cercano a Benny Hinn, uno de los promotores del evangelio de la prosperidad. La junta nacional, a instancias del pastor Pino, no apoyó esta campaña, por lo que Pedro Rosales, superintendente de la referida Región, tuvo que recurrir a otras iglesias y denominaciones para que no fracasara su evento.
En segundo lugar, el congreso nacional convocado por la junta nacional donde hubo expositores que abogan por la sana doctrina asambleísta, cuestionando las teologías extranjerizantes y heréticas. En este evento fue evidente la ausencia, si no el boicot, del sector carismático asambleísta, léase las regiones Lima Centro Sur, Lima Norte Callao y Lima Este, con sus superintendentes Pedro Rosales, Carlos Jara, y Eliseo de la Cruz, respectivamente, a la cabeza.
El documento de destitución del superintendente nacional, precisamente, contiene las firmas de los tres personajes aludidos, los dos primeros radicalmente carismáticos y, por tanto, promotores de ciertas herejías al interior de sus iglesias. Rosales, por ejemplo, es un fiel asistente a los eventos de Tulsa (EE.UU.), cuna del carismatismo internacional, en compañía de su secretario Eduardo Gómez. Ambos, en relación discutible, comparten labores con Julio Romero, novísimo representante del carismatismo en el Perú y sancionado por su responsabilidad en la malversación de cien mil dólares del Concilio Nacional Evangélico (CONEP).
En cuanto a Carlos Jara, el encono contra el superintendente nacional se habría exacerbado con su abortada campaña evangelística con el predicador carismático Morris Cerullo, personaje que fue vetado por la junta ejecutiva nacional debido a sus desviaciones doctrinales. Según fuentes confiables, Jara habría incurrido en falta grave al poner a disposición de la frustrada campaña con Cerullo, las tres mil iglesias asambleístas sin tener autoridad para ello y con desconocimiento de la junta nacional. Eliseo de la Cruz, por su parte, apunta a ser el próximo superintendente nacional, y en esta especie de golpe de Estado habría sido influenciado por su segundo, Samuel Arboleda.
Otros firmantes del documento de destitución, el mismo que contiene graves errores legales y contradicciones, son el secretario Roberto Clavo y el tesorero Filadelfio Cortez. El primero, y lo reiteramos con énfasis, fue sancionado como otro de los responsables de la malversación de cien mil dólares del CONEP, cuya comisión investigadora (pues allí sí investigaron antes de dictar sentencia) solicitó tres años de sanción para Clavo y otros implicados. Presidente de la comisión investigadora -tenemos la documentación del caso- fue Enrique Pinedo, también miembro de las Asambleas de Dios, concretamente del Centro Evangelístico de Santa Beatriz.
En tanto que Filadelfio Cortez tuvo que renunciar a la tesorería del CONEP, tras haber fomentado un clima de discordia y acusaciones sin fundamento contra algunos directivos del ente rector de la comunidad evangélica nacional. De él y de Clavo tenemos indicios de otras irregularidades, las mismas que están en proceso de investigación para su eventual publicación en próximas ediciones. También firman la destitución los vicesuperintendentes de las regiones limeñas y algunos de provincias.
Sin embargo, la firma que realmente sorprende es la del pastor Ernesto Sandoval, quien, según todos los indicios, habría sido manipulado por Clavo, Cortez, Jara, De la Cruz, Rosales, entre otros. Y es que Sandoval coincidía con el superintendente depuesto en la mayoría de decisiones; es más, también firmó la carta que insistía en traer a Jorge Raschke por acuerdo de la junta nacional dos días antes de iniciarse el evento. En la carta de destitución Sandoval se une a Clavo, Cortez y los superintendentes carismáticos y, en el colmo de la contradicción ética, se autonombra como superintendente nacional hasta la convención de enero del 2000.
Según otras fuentes, igualmente confiables, el pastor Sandoval habría sido convencido de la necesidad de dar el golpe a Víctor Pino en sendas “reuniones de homenaje” que le hicieron Roberto Clavo primero, y Samuel Arboleda después. Las mismas fuentes, además, expresan que existirían lazos familiares entre las esposas de Sandoval y Arboleda, situación que habría sido determinante para que se consumara esta especie de traición contra el superintendente nacional. De Sandoval, por otro lado, dichas fuentes recuerdan la ingenua decisión de depositar -y perder- en CLAE 60,000 dólares de su iglesia cuando ya era vox populi el cierre de dicha entidad financiera, además de escaso tino en manejar el caso de su yerno Héctor Colquichahua, expulsado de la denominación por la Región Lima Norte Callao a cargo de Carlos Jara.
Venganza ecuménica
El pastor Víctor Pino estaba cuestionando abiertamente, también, al ecumenismo y a sus mentores, y lo hacía en cuanta oportunidad se le presentaba además del periódico oficial Asambleas. Uno de los personajes cuestionados era Samuel Arboleda, pastor que tuvo que dejar su denominación de origen porque los directivos no permitían sus posturas ecuménicas, para luego llegar a las Asambleas de Dios vía contactos realizados en Yanahuanca-Cerro de Pasco.
Arboleda, todo el mundo lo sabe, ha vivido muchos años con el dinero del ecumenismo mundial, habiendo visitado países abiertamente comunistas como Cuba y la ex Unión Soviética, de cuyos viajes existe, inclusive, material gráfico probatorio. En Lima, Samuel Arboleda trabajó en el Centro Cristiano de Promoción y Servicios, conocida entidad ecuménica donde ganaba un suculento sueldo en dólares; su esposa también formaba parte de la junta directiva de la referida institución ecuménica. Arboleda, además, fue coordinador de la Unión Latinoamericana de Juventudes Ecuménicas.
Sorpresivamente, Samuel Arboleda “renuncia” al ecumenismo para pasarse a la orilla opuesta, el carismatismo, donde se relaciona con los promotores de las herejías modernas y adopta posturas que continúan incomodando a la junta nacional. Lo cierto es que el “cambio” de Arboleda no es tomado en serio ni por sus ex camaradas, en medio de quienes se teje la hipótesis de una venganza contra Pino, pues según nuestras fuentes Arboleda habría sido quien propuso la destitución del superintendente nacional en premeditada y alevosa sesión del presbiterio general.
Jueces y parte
Muchos asambleístas se preguntan porqué no se esperó hasta enero para que la asamblea general tomara las medidas más apropiadas. Lo que sí queda claro es que los firmantes de la destitución han violado el ordenamiento legal y el debido proceso, pues se han convertido en jueces y parte y no han brindado la oportunidad de defensa al pastor Pino como se estila en todo proceso, inclusive con los viles delincuentes y terroristas.
Es más, en actitud abiertamente carnal, los miembros de la “nueva junta directiva” mandaron cambiar las cerraduras y los candados de las puertas para evitar el acceso del superintendente destituido, y exigieron a éste su inmediata renuncia y la entrega de las llaves de la oficina. En respuesta lógica y en aras de buscar justicia dentro o fuera de la denominación, el pastor Víctor Pino ha rechazado tales requerimientos perentorios y ha iniciado las acciones legales contra lo que a todas luces parece, además, una agresión de los limeños contra un provinciano (de las trece firmas que destituyen al superintendente, ocho son de Lima).
Ahora bien, la masa asambleísta que sobrepasa el medio millón de miembros, ha empezado a rechazar este atropello que pone en el ojo de la tormenta a las Asambleas de Dios y por extensión a la comunidad pentecostal y a la comunidad evangélica en general. Y el rechazo seguramente se acrecentará cuando la ambición de poder de quienes han destituido ilegalmente al superintendente se haga más evidente.
Porque se comenta que Eliseo de la Cruz, Pedro Rosales, y Carlos Jara ya estarían en carrera proselitista para candidatear a los máximos cargos de la denominación en el evento que se celebrará en enero próximo. Empero, la arbitraria e inoportuna medida tomada por ellos y los suyos contra el superintendente nacional, los desacredita moralmente para ser candidatos a algún cargo. Además, y a partir de lo que se conoce afuera, la destitución tendría que haber llegado a los cuatro miembros de la junta ejecutiva nacional, por ser un ente que toma decisiones por unanimidad o por mayoría.
VIDEOS:
Escuche el primer mensaje del evangelista Jorge Raschke en la Campaña Evangelística realizada en el Coliseo Amauta en Lima - Perú, del 14 al 16 de octubre de 1999, como parte de la Celebración de los 80 años de presencia asambleísta en el Perú.
Parte 1:
Parte 2:
Parte 3:
Parte 4:
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