Por: Pr. John Macarthur*
Para muchos, la Navidad es un tiempo para pensar en Jesucristo como un bebé en un pesebre. Ciertamente el nacimiento de Cristo es un acontecimiento especial y milagroso, mas no es ese el foco principal. La verdad central de la historia de Navidad es ésta: El Niño de la Navidad es Dios.
Dios en un Pesebre
La Navidad no se trata de la infancia del Salvador; se trata de Su deidad. El nacimiento humilde de Jesucristo no pretendió jamás encubrir la realidad de que Dios había nacido en el mundo.
Pero la versión de la Navidad del mundo moderno hace justamente eso. Y consecuentemente para la mayor parte de la humanidad, la Navidad no tiene significado legítimo en absoluto.
No espero que alguien alguna vez pueda entender totalmente lo que significa para Dios haber nacido en un pesebre. ¿Cómo puede uno explicar al Todopoderoso convertido en un infante diminuto? Nuestras mentes no pueden entender lo que implica para Dios volverse un hombre, mucho menos cómo podría Él convertirse en un bebé. Pero él lo hizo. Sin abandonar Su naturaleza divina, sin minimizar Su deidad, él nació en nuestro mundo como un infante diminuto.
Él fue totalmente humano, con todas las necesidades y las emociones que son comunes a todos nosotros. Pero él fue también completamente Dios, todo sabio y todo poderoso.
Por casi dos mil años, el debate sobre quién es Jesús realmente ha sido constante. Las sectas y los escépticos han ofrecido explicaciones diversas: dicen que él es un dios de tantos, un ser creado, un ángel elevado, un buen maestro, un profeta, etcétera. El hilo común de todas esas teorías es que hacen a Jesús menos que Dios. Pero la prueba bíblica es apabullante: este niño en el pesebre es la encarnación de Dios.
Un pasaje en particular, escrito por el apóstol Pablo, capta el ser de la naturaleza divina de Jesús y acentúa las verdades que hacen de la Navidad algo maravilloso.
Colosenses 1:15-20 dice, “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
¿Una Ilusión fantasmal?
Pablo les escribía a los cristianos en Colosas. La ciudad estaba bajo la influencia de lo qué llegó a ser conocido como el gnosticismo. Sus adherentes creían ser los únicos que tenían acceso a la verdad, y creían que la verdad era tan complicada que la gente común no la podría conocer. Entre otras cosas, los gnósticos enseñaban el dualismo filosófico, la idea que la materia es mala y el espíritu es bueno. Creían que puesto que Dios es espíritu, él es bueno, pero él nunca podría hacerse materia, lo cual es malo.
Por esto también concluyeron que Dios no podría ser el creador del universo físico, porque si Dios se hizo materia, él sería responsable del mal. Y enseñaron que Dios nunca podría convertirse en un hombre porque, como hombre, él tendría que morar en un cuerpo hecho de materia maligna.
Aquellos pre gnósticos no creían la encarnación y afirmaban por ello que Jesús fue un buen ángel cuyo cuerpo humano fue sólo una ilusión. Esta enseñanza y otras semejantes se extendieron en tiempos de la Iglesia Primitiva; muchas de las epístolas del Nuevo Testamento refutan específicamente las ideas pre gnósticas. De hecho el apóstol Juan atacó el fundamento de la enseñanza gnóstica cuando escribió: “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios” (1 Juan 4:2-3).
El apóstol Pablo refutó esa misma herejía cuando escribió, “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” (Colosenses 1:16). Él específicamente afirmó que Jesús es Dios en carne y hueso, el Creador de todo.
De Tal Padre Tal Hijo
Irónicamente, algunas sectas que niegan la deidad de Jesús tratan de usar Colosenses 1:15-20 para apoyar su perspectiva. Sugieren, por ejemplo, que la frase “la imagen del Dios invisible” (v. 15) da a entender que Jesús fue meramente un ser creado que portó la imagen de Dios en el mismo sentido que toda la humanidad. Pero la verdad es que aunque fuimos creados en la semejanza de Dios, sólo nos parecemos a él. Jesús, por otra parte, es la imagen exacta de Dios.
La palabra griega traducida “imagen” significa una copia perfecta, una copia precisa, un duplicado. Pablo decía que Dios mismo está completamente manifiesto en la persona de Su Hijo, quien es nada menos que Jesucristo. Él es la imagen exacta de Dios. Jesús mismo dice: “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).
Hebreos 1, por su parte, hace un paralelo con Colosenses 1:15-20 en varios puntos cruciales. Sobre la declaración de que Cristo es la imagen de Dios, por ejemplo, Hebreos 1:3 hace una afirmación idéntica: “siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”. Cristo es para Dios como el brillo cálido de la luz lo es para el sol. Él trae a Dios de una posición cósmica a los mismos corazones de los hombres y mujeres. Él da luz y vida. Él revela el mismo ser de Dios. No pueden estar divididos, y ni uno ni otro alguna vez han existido sin el otro, sino que son uno (Juan 10:30).
La Sagrada Escritura repetidamente dice que Dios es invisible (Juan 1:18; 5:37; 1 Timoteo 1:17; Colosenses 1:15). Pero a través de Cristo el Dios invisible ha sido hecho visible. El parecido completo de Dios se trasluce en él. Colosenses 1:19 toma la verdad un paso más allá: “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”. Él no es simplemente un contorno de Dios; Él es totalmente Dios. Colosenses 2:9 es aún más explícito: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Nada le falta. Ningún atributo está ausente. Él es Dios en el sentido más completo posible, la imagen perfecta.
El Heredero Legal
En Colosenses 1:15 Pablo dice que Jesús es: “el primogénito de toda creación”. Aquellos que niegan la deidad de Cristo le han dado mucha importancia a esa frase, asumiendo que esta significa que Jesús fue un ser creado. Pero la palabra traducida “primogénito” describe el rango de Jesús, no Su origen. El primogénito en una familia hebrea era el heredero, el de mayor categoría, el que tenía el derecho de la herencia. Y en una familia real, él tuvo el derecho de gobernar.
Así es que Cristo es el que hereda toda la creación y el derecho para predominar sobre ello. No quiere decir primer nacido en orden, porque no lo fue.
En el Salmo 89:27 Dios dice de David: “Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra”. Allí el significado de “primogénito” es dado sin rodeos: “Lo más excelso de los reyes de la tierra”. Eso es lo que significa primogénito: Cristo es “Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 17:16).
Hebreos 1 de nuevo tiene una declaración paralela. El verso dos dice que Dios ha señalado a Su Hijo “heredero de todas las cosas”. Él es el Primero, el Hijo de Dios que tiene el derecho a la herencia, la Persona de mayor categoría, el Señor de todo, heredero de toda creación.
El Creador y el Rey
La afirmación de que “primer nacido” significa que Cristo es un ser creado ignora completamente el contexto de Colosenses 1:15. Recuerde, usted ya ha visto en los versos 16-17 que Cristo es explícitamente nombrado el Creador de todo. Cristo no es parte de la creación; Él es el Creador, el mismo brazo de Dios, activo desde el principio al llamar a la existencia al universo y a todas las criaturas. Juan 1:3 dice: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Eso no podría ser cierto si él fuera por Sí mismo un ser creado.
Hebreos 1:2 también identifica a Cristo como el Creador. Cristo es la Persona de la Trinidad a través de la cual el mundo se hizo y para quién se le dio forma.
El tamaño del universo es incomprensible. ¿Quién lo hizo así? Algunos científicos dicen que hubo una explosión grande que eventualmente formó un pantano primario y… la Ciencia no lo puede explicar.
Mas Dios creó todo.
¿Quién?
El bebé de Belén. Él hizo todo.
* John MacArthur es el pastor-maestro de la "Grace Community Church" (Iglesia Comunitaria Gracia) en Sun Valley, California. La iglesia ha crecido de una membresía de 450 en 1969, cuando MacArthur aceptó el pastorado, a más de 12,000 en la actualidad. También es presidente de "The Master's College and Seminary" (Colegio y Seminario de El Maestro) en Newhall, California, un autor prolífico de docenas de libros, y orador de la transmisión internacional de radio, "Grace to You" (Gracia a Vosotros), programa escuchado más de 700 veces diariamente, cada media hora, día y noche, en algún lugar del mundo.
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