BELFAST, Irlanda del Norte (CBN News/MundoCristiano.tv) Belfast es un activo centro industrial, capital de Irlanda del Norte. Hoy esta bulliciosa ciudad es mejor conocida por su música y vida nocturna. Pero antes de 1997 el sonido de disparos nocturnos fue lo más común durante casi tres décadas.
Una división entre dos partidos políticos: nacionalistas que pedían el fin del dominio británico, y leales que querían unirse al Reino Unido, amenazó con destrozar al país.
Por treinta años milicias protestantes como el Ulster y milicias católicas como el Sinn Féin y el IRA, se enfrentaron provocando una serie de asesinatos que dejaron más de 3.500 muertos.
David Kidd es original de Belfast y recuerda bien los problemas. “He visto bombas explotar, he tenido pistolas apuntándome, he visto cómo roban mi auto, he tenido armas en mi boca”.
El Ejército Republicano Irlandés (IRA) fue uno de los grupos
nacionalistas que lucharon por la separación del Reino Unido.
Pero contrario a la creencia popular, David dice que la guerra no fue por la religión, sino por el control de la tierra y la economía.
En muchos sitios de la ciudad aún existen remanentes de las viejas rivalidades. En Belfast, los murales conmemoran a los héroes de varias milicias. En el lado católico, los cementerios conmemoran a los muertos en el conflicto. Separando a ambas, una barrera de cuarenta pies tiene pintados graffittis de quienes se niegan a olvidar el pasado.
En un barrio de Belfast el lado protestante y el católico están separados por un muro llamado: “El muro de la paz”. Las rejas de ese muro se abren sólo de día. Cualquiera pensaría que al tener paz desde 1994 el muro debería ser derrumbado, pero según una reciente encuesta, ese no es el caso.
Residentes de ambos lados del muro dicen que prefieren que se quede así. Viejas heridas afloraron en marzo cuando una facción autodenominada “El verdadero IRA”, mató a dos soldados británicos en una balacera y luego mató a un policía, dos días después.
En muchos sitios de la ciudad aún existen remanentes de las viejas rivalidades. En Belfast, los murales conmemoran a los héroes de varias milicias. En el lado católico, los cementerios conmemoran a los muertos en el conflicto. Separando a ambas, una barrera de cuarenta pies tiene pintados graffittis de quienes se niegan a olvidar el pasado.
En un barrio de Belfast el lado protestante y el católico están separados por un muro llamado: “El muro de la paz”. Las rejas de ese muro se abren sólo de día. Cualquiera pensaría que al tener paz desde 1994 el muro debería ser derrumbado, pero según una reciente encuesta, ese no es el caso.
Residentes de ambos lados del muro dicen que prefieren que se quede así. Viejas heridas afloraron en marzo cuando una facción autodenominada “El verdadero IRA”, mató a dos soldados británicos en una balacera y luego mató a un policía, dos días después.
El llamado "muro de la paz" de Irlanda del Norte fue levantado hace
40 años en Belfast como medida temporal, pero continúan en pie.
“No creo que sea un regreso de los problemas. Han pasado un par de generaciones y la vasta mayoría de irlandeses no quiere regresar a los años setentas”, afirma Cross.
Andrew Roddig, otro exsoldado británico, explica que “no hay comparación de cómo era antes a ahora. Tengo una gran esperanza, pese a los recientes asesinatos. La gente ha decidido no regresar a lo que tenían antes, y para ellos y para sus hijos, quieren un nuevo futuro de esperanza”.
“Mucha gente esperaba que los leales mataran a alguien en venganza pero no lo hicieron. Cuando mataron a los dos soldados y al policía católico, el primer ministro que es leal, y el primer ministro del Sinn Fein condenaron fuertemente la acción. Como resultado los paramilitares leales no cobraron venganza por las muertes de los soldados y del policía”, explica Kidd.
En los últimos años se han hecho muchos esfuerzos políticos
internos y externos para lograr la paz definitiva en Irlanda del Norte.
La iglesia de David en Belfast está haciendo justamente eso. El cuerpo de creyentes ha crecido en el distrito universitario de la ciudad y es bien conocido por atraer nuevos miembros gracias a su premiada cafetería. Cuando se realizaron protestas en las calles durante el día de San Patricio este año, la iglesia decidió tomar parte activa, segura de que la historia jamás se repetirá en Irlanda del Norte.
“Pensamos ¿qué podemos hacer? así que salimos a las calles y visitamos a cada vecino, tocamos sus puertas y dijimos, ‘¿no le gustaría hacer algo más positivo, retroalimentar más positivamente a la ciudad?’ y fuimos a limpiar calles, a tocar música en las calles, tratando de cambiar la imagen negativa con la que mucha gente asocia a Irlanda del Norte en una imagen positiva de celebración y de gozo”, dice Trish Morgan, copastora de la iglesia.
Para Kidd pese a los trágicos eventos que ocurrieron recientemente, el sentir de la gente es muy optimista, porque la reacción a los asesinatos fue que todo el mundo se unió más. “Todos saben que no se debe volver atrás. El terrorismo y la violencia no tienen sentido porque el ojo por ojo nos hace a todos ciegos. Debemos buscar un camino para vivir juntos en paz. Cuando trabajamos por la paz, oramos por la paz y vivimos por la paz, ese es el mejor camino”.
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