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| Miembros y amigos cargaron el ataúd del evangelista Yiye Ávila, hasta su última morada en el cementerio Remanso de Paz en Camuy, Puerto Rico. |
CAMUY, Puerto Rico (El Nuevo Día) Entre elogios a su humildad y llamados a continuar su obra evangelística, una multitud acudió ayer a despedir los restos del renombrado evangelista José Joaquín “Yiye” Ávila, con la esperanza de que, conforme a la creencia cristiana, el predicador ahora está en el Paraíso.
“Se destacó por su humildad y por una palabra que lo caracterizó: intachable”, dijo Miguel Sánchez Ávila, de 31 años, nieto de “Yiye”, quien falleció el viernes a los 87 años.
“Lo que siempre lo caracterizó fue la humildad, la sencillez. Él vivía en la misma casa en la que comenzó su ministerio, cuando era maestro”, recordó el pastor camuyano Eddie Robles.
La larga procesión fúnebre pasó por la casa de Ávila, quien antes de dedicarse al evangelio fue jugador de béisbol y fisiculturista. Se trata de una sencilla residencia de un piso al lado del residencial Manuel Román Adames.
Gabriel Torres, de 63 años y Juanita Rosa, de 64, viajaron ayer de Fajardo a Camuy para ir al sepelio.
Ambos se convirtieron al Protestantismo en una campaña del ministerio de Ávila, “Cristo Viene” en 1973.
“Es el hombre más grande que ha dado la historia de Puerto Rico desde el punto de vista evangélico. No solo en Puerto Rico, sino en Latinoamérica”, aseguró sin un ápice de duda Torres.
Personas viajaron de Estados Unidos y República Dominicana para asistir a las exequias, según integrantes del ministerio.
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| Miembros de la policía de Puerto Rico cargan el ataúd del evangelista Yiye Ávila y lo depositan en la fosa del cementerio Remanso de Paz. |
Asimismo, su mensaje llegó a 128 países a través de “La Cadena del Milagro”, un canal que estableció en 1988.
TEMPLO LLENO
Los servicios fúnebres fueron en la Iglesia de Dios Pentecostal de Camuy, con capacidad para 1,200 personas y que ayer lucía llena.
“Hoy es el día que menos gente hay”, dijo el pastor de esa iglesia, Manuel Echevarría, quien agradeció que muchas personas acudieron.
Además había gente afuera del templo y el cementerio Remanso de Paz, donde era enorme la cantidad de gente que acudió. La gente se apiñó en el camposanto debajo de dos carpas azules, y se requirió insistentes llamados de orden al público -que trataba de grabar con cámara, celulares y tabletas- para depositar el ataúd en la fosa.
El gran cariño a Ávila es producto de que buscó siempre la gracia de Dios, dijo el vicepresidente del ministerio, Tommy Figueroa. Contrario a otras figuras religiosas, Ávila nunca fue imputado de involucrarse en política o de enriquecerse a costa de sus feligreses.
“Yiye vivía su vida de oración, de entrega, de devoción a Dios”, dijo.
Durante el culto, el llamado en los mensajes era de darle continuidad a su ministerio, del que dijeron que llenaba estadios. “Quiero que todos los pastores se pongan de pie... cada uno de ustedes es pieza clave en este ministerio”, dijo desde el púlpito José A. Rodríguez.
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| La esposa del evangelista Yiye Ávila, Carmen Talavera, su hija Doris y otros familiares le dan el último adiós arrojando rosas rojas al ataúd. |
Así también lo expresó en un mensaje Doris Ávila, hija del ministro. “Dios llamó al hombre, pero este ministerio sigue, el trabajo continúa. En alerta constante, Cristo Viene”, dijo Doris Ávila, quien perdió trágicamente a dos hermanas, una asesinada y otra en un choque.
“HAY FIESTA EN EL CIELO”
Pero, aunque espiritualmente confía en la eternidad, dijo que humanamente extrañará a su papá. “La sonrisa de él valía oro”, dijo con nostalgia. “Yo sé dónde está. Yo sé que hay fiesta en el Cielo, pero soy su hija y lo voy a extrañar un montón”, agregó.
El alcalde Edwin García decretó cuatro días de duelo y ofreció el servicio de trolley y policías municipales.
Policías estatales cargaron el féretro en parte del sepelio, que contó con figuras como el juez del Tribunal Supremo, Eric Kohltoff.
Mientras, en aparte con El Nuevo Día, Eliezer Rivera Ávila, otro nieto, dijo que nunca cuestionó a su abuelo por perdonar al asesino de su madre, Carmen.
“Espiritualmente lo entendía”, dijo.
¿Qué es lo más que recuerda?, se le preguntó. “Son tantas cosas, no sé qué decir, su sonrisa, ese amor con el que trataba a todo el mundo”, respondió.
VIDEO: "Funeral del Evangelista Yiye Ávila":
VIDEO: "Testimonio del Evangelista Yiye Ávila":
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