MARSELLA, Francia (CBN News / MundoCristiano.tv) Europa siempre ha sido un destino atractivo para miles de turistas latinos que visitan sus espectaculares capitales. Pero para el joven mexicano Pablo Garza, la Rivera francesa ofrece todo, menos unas vacaciones de verano.
La lujosa ciudad de Marsella en la riviera mediterránea de Francia atrae cada año a miles de turistas por su extenso puerto, sus imponentes catedrales, mitos y leyendas.
Aquí nació el cine y también la inspiración de Alejandro Dumas para escribir su novela “El Conde de Montecristo”.
CENTRO BETHEL MARSELLA
Sin embargo en esta ciudad, para un grupo de hombres es Cristo mismo el que escribe de nuevo sus vidas, tal y como nos cuenta Pablo Garza García, joven mexicano de 21 años, quien trabaja voluntariamente en un centro de rehabilitación para drogadictos.
El Centro Bethel Marsella es un lugar que acoge hombres de cualquier edad, con problemas de alcohol, drogas, delitos menores y marginación. Tenemos ahora jóvenes desde los 17 años, hasta adultos de 59.
El lugar funciona con reglas básicas de convivencia, limpieza y orden, pero las terapias de grupo están basadas en las enseñanzas cristianas, donde no se les fuerza a aceptar a Cristo sino se trata de dar ejemplo del amor de Dios, a través del servicio a ellos.
Según Garza, el propósito principal de este lugar, es integrar a estos hombres a la sociedad, pero el propósito completo de este ministerio es que se reintegren a la sociedad como cristianos.
Un propósito secundario es también formar iglesias con gente rehabilitada. Como todos los domingos, este grupo de hombres se dirigen a una de esas iglesias conformada por personas rehabilitadas.
La iglesia esta formada por gente del centro y sus familias. El pastor es una persona rehabilitada de Bethel cuya visión es evangelizar a través del centro y levantar iglesias.
REHABILITANDO VIDAS
Aún y cuando jóvenes como Pablo están dispuestos a servir en organizaciones como Bethel, algunas sociedades europeas han perdido la sensibilidad para recibir afecto, consejos y la palabra de Dios.
“Por lo general estos jóvenes son egoístas y basan su vida en lo que lo superfluo, en lo que ven. Cuando Dios hace algo en sus vidas no son expresivos. Muestran cautela cierta reserva. Lo que necesitan para cambiar su entorno y vida vacía es Jesús”.
Para este joven mexicano, el servicio a los demás es el mejor ejemplo del amor de Cristo hacia el prójimo. Así lo confirma Igor, un joven búlgaro que se encuentra rehabilitándose en este centro.
“Cuando llegue aquí, dure 2 meses sin compartir, solo me dediqué a trabajar y mostrar el testimonio. El respeto aquí con los jóvenes se gana con el día a día, con hechos no con predicaciones. El amor de Dios lo ven cuando haces un esfuerzo y te sacrificas por otras personas. Este es un ministerio que más que predicar con palabras, predicas con los hechos. Bethel ha marcado mi vida, lo considero un ministerio diferente a la iglesia, esto ha cambiado también mi vida porque mi forma de compartir ahora es otra”.
En todo el mundo, ministerios como Bethel, poco a poco logran ser una solución alterna en nuestra sociedad, para resolver problemas de adicción ante los muchos vicios que atañen nuestro entorno.
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