ARIZONA, Estados Unidos (CBN News / MundoCristiano.tv) Algunos de los lugares más pobres en Estados Unidos se encuentran en las reservas indígenas. Se suponía que la instalación de casinos les traería dinero, sin embargo la pobreza sigue abundando. Sin embargo, los indígenas de una tribu en particular están pidiendo a Dios prosperidad económica y espiritual.
El paisaje parece a lo que se vería en un país sub-desarrollado. Una pareja sentada sobre un colchón afuera de su improvisada vivienda, rodeada de muebles viejos en un ambiente lleno de tierra y piedras.
Kelsey Begaye, expresidente de la nación navajo expresa: “No tenemos muchas cosas, como por ejemplo viviendas adecuadas, agua potable ó electricidad. Entiendo eso muy bien.” Este expresidente de la nación navajo ha vivido en la reserva toda su vida.
Navajolandia es una reserva indígena de unos 68 mil kilómetros cuadrados en los estados de Arizona, Nuevo México y Utah.
Tristemente las oportunidades de empleo no van de acuerdo al tamaño de la nación ni a su población de más de trescientos mil. Es difícil conseguir trabajo en esta área remota.
“No atraemos a los empresarios acá” agrega Begaye.
CASINOS FOMENTAN ADICCIÓN Y CRIMEN
Como las reserves indígenas en el resto del país la nación navajo también lucha contra la pobreza. El desempleo está en un cincuenta por ciento. ¿Les ayudaría un nuevo casino? Eso depende de con quien hable.
Según el Buró de Censos de Estados Unidos, uno de cada cuatro indígenas norteamericanos vive en pobreza. Tras años de resistirlos, por el riesgo de la adicción al alcohol y las apuestas, la nación navajo construyó su primer casino el año pasado, con esperanzas de mejorar su economía.
El actual presidente de la nación navajo, Joe Shirley Junior, dice que el nuevo casino ahora emplea a más de trescientas personas. El espera que traiga una explosión financiera a la tribu: “Los casinos representan empleos.”
El presidente Shirley dice que se espera que el nuevo casino genere 32 millones de dólares al año para la nación navajo. Eso es una quinta parte del presupuesto anual de la tribu.
Sin embargo, pese a los millones que generan los casinos en el país, la pobreza abunda en muchas reservas. Entonces, ¿Estará llegando el dinero a donde debe llegar?
Jerry Gidner del Departamento de asuntos indígenas dice: “Los ingresos no están llegando a todas las tribus, ni siquiera a las tribus donde hay casinos. Muchas de ellas, que están en áreas más remotas, aunque tengan un casino, no les produce el nivel de ingreso que tendría un gran casino en la costa.”
Por ejemplo un casino en la remota Reserva Crow Creek en Dakota del Sur se encuentra en la región más pobre del país. Pero no es asunto solo de geografía. En algunos casos, se alega mala administración de los casinos.
“Hemos oído a veces, y la Comisión de Juegos de Azar también, quejas de que las tribus no están gastando el dinero según el plan”, agrega Gidner.
Por su parte Begaye añade: “Muchas veces cuando la gente empieza a ganar mucha dinero, se vuelven codiciosos, y pierden de vista para lo que realmente deben usar el dinero.”
Cuando Kelsey Begey fue presidente de la nación navajo se oponía a los casinos. Ahora es director de un centro de tratamiento para adictos al alcohol y drogas y le preocupa que los casinos fomenten adicción y crimen también.
El cree que hay otras formas de generar ingresos: “Yo realmente sentía que nos beneficiaría mucho más invertir en nuestros pequeños negocios, ayudándoles a estabilizarse mejor.”
AYUDA ECONÓMICA A LAS TRIBUS
El gobierno también está buscando otras formas de aumentar las finanzas de las tribus. El ministro del interior, Ken Salazar, acaba de anunciar, dentro del plan de estímulo económico, dos mil millones de dólares para crear empleos y promover la economía en los pueblos indígenas.
El dinero se usará para viviendas y servicios médicos, así como para reparar y construir escuelas y caminos: “Si no hay buenos caminos para entrar y salir de la reserva, las posibilidades económicas se verán limitadas.”
En su deseo de ayudar a los indígenas a superar el ciclo de pobreza, muchos ven a la próxima generación, resaltando la necesidad de una buena educación.
Bety Oyei es la Directora Ejecutiva del Colegio Navajo en Farmington, Nuevo México: “Nos dieron una misión muy específica, la de educar a los estudiantes para que vayan a la universidad y contribuyan a sus comunidades.”
La estudiante, Consuelo Gurulé, sonríe al pensar en su futuro. Ella piensa ir a la universidad para ser veterinaria: “Yo me gradúo el año entrante.”
Su compañero Delshayne John quiere estudiar diseño arquitectónico: “Mi familia entera está en la arquitectura y se me pegó a mi también.”
Tras graduarse del Colegio Navajo, el joven Kendrick Jackson quiere estudiar Ingeniería Civil y usar sus destrezas para ayudar a su familia en la reserva: “Están muy lejos, y es un lugar muerto, y remoto. Y… lo que quiero hacer es… ayudarlos a formar una comunidad.”
AYUDA ESPIRITUAL A LOS INDÍGENAS
Joe y Yerri Begay son copastores de la Iglesia Grace Fellowship Community en la Reserva Navajo. Ellos creen que se necesita un cambio de corazón para que la gente pueda gozar de verdadera prosperidad.
“Jesús vino y cambió mi vida. Fui alcohólico por 18 años y ahora el Señor me ha abierto los ojos para ver muchas maneras en que podemos ayudar a la gente.”
“Jesús puede hacer una diferencia en la vida de uno, y esa es la mayor esperanza que tengo para mi tribu”, añade la Pastora Yerry.
El presidente de Ministerios Navajo Jim Baker concuerda con que esta organización ha estado evangelizando a los navajos durante 56 años: “Realmente, la única esperanza está en Jesucristo. Uno no lo encuentra en un casino, ni en las otras cosas que este mundo nos ofrece.”
El presidente de la Nación Navajo, Joe Shirley, sabe que lo que les queda por delante es duro y pide oración: “Deben orar por nosotros, no sólo por nosotros sino por todos los indígenas norteamericanos.”
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