SIBERIA, Rusia (CBN News / MundoCristiano.tv) Imagine vivir en un lugar donde las temperaturas caen a menudo a menos de 60 grados y donde el invierno parece durar todo el año. En las regiones septentrionales de Siberia, Peter Khudi está desafiando las gélidas temperaturas para compartir el Evangelio con las tribus nómadas.
Los locales llaman a este sitio Yamal. Esta península se ubica en la congelada tundra siberiana sobre el Círculo Ártico. Yamal significa "lo último de la Tierra". Y de muchas formas lo es.
"No hay calles en esta región. Usamos lagos y ríos congelados para movilizarnos en reno o en trineo", agrega Khudi.
La temperatura en este lugar va de los 34 a los 51 grados centígrados. El trineo es en esencia el medio de transporte para viajar en la tundra. "Debo asegurarme que tenemos suficiente cuerda y provisiones de emergencia en caso que nos atasquemos", advierte Khudi.
El viaje es de cuatro horas a lo profundo de la tundra siberiana para conocer a una familia nómada. El sol brilla solo unas horas en el invierno. Cuando sale, cerca del mediodía, el amanecer es algo digno de admirar.
"Este es un lugar especial", asegura Khudi.
Los nenets son una tribu de la helada península de Yamal en el Ártico ruso. |
UNA TRIBU QUE ADORA A CRISTO
Peter Khudi pertenece a la mayor tribu nómada llamada los Nenets. Es más que un simple guía, él es cristiano, y durante los últimos años ha estado compartiendo el Evangelio de Jesús con su tribu y otros que viven en la tundra.
"Cuando me hice cristiano Dios me dio un nuevo corazón. También me dio un nuevo corazón para mi gente. Salgo en mi moto de nieve a visitar a las familias nómadas y contarles del amor de Cristo", afirma.
Los Nenets son pastores de renos. La palabra Nenet significa "hijo de venado". En esencia los renos o venados son la vida de los Nenets ya que su carne, así como su forraje vale mucho dinero en las aldeas.
"Comida, ropa, zapatos, hogares, transporte, todo viene de ellos. Sin renos no podemos sobrevivir", comenta uno de los habitantes de la tundra.
Aprender a sobrevivir en la tundra comienza a temprana edad. "Todos mis hijos fueron enseñados desde niños cómo vivir en condiciones así. Es nuestra forma de vida pero si se descuida, puede morir aquí", asegura Ustinia Laptander, otra habitante de la tundra.
Las mujeres cocinan, cosen la ropa y arreglan las tiendas. Los hombres son cazadores y cuidan a los renos. Cuando hay que desollar a un reno, toda la familia se involucra. La piel se usa para hacer tiendas y ropas. La sangre y la carne cruda a menudo se consumen para obtener vitaminas.
Los renos se utilizan para recorrer las grandes tundras siberianas. |
Peter Khudi es uno de los pocos evangelistas a los Nenets. El ha estado visitando a la familia de Ustinia durante algunas semanas. “El viene a hablarnos sobre Dios. Tenemos buenas conversaciones”, dice Ustinia.
Khudi es apoyado por una iglesia local y por Ministerios Rusos, una organización que se enfoca en esparcir el Evangelio en la ex Unión Soviética.
Peter comienza siempre con una amistad. "He traído obsequios para los niños hoy. Cada caja tiene juguetes, útiles escolares y una Biblia infantil. Debemos construir relaciones primero".
TECNOLOGÍAS PARA BENDECIR
Tecnologías modernas como la moto de nieve, el teléfono celular y el generador eléctrico han hecho la vida un poco más fácil en la tundra.
"Antes dependía del reno para moverme. Ahora la moto de nieve me permite viajar distancias mayores y conocer familias", dice Khudi.
No hay cifras exactas, pero Peter Khudi estima que unos 500 Nenets han aceptado al Señor en años recientes: "Aún hay miles más que deben escuchar de Jesús".
Por ahora el evangelista sigue atravesando el difícil paisaje de la tundra siberiana en busca de más gente a quien compartir la buenas nuevas de Jesús.
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