SARAJEVO, Bosnia y Herzegovina (CBN News / Mundo Cristiano) En los años noventa, al menos 200 mil personas murieron en las calles de Bosnia. El odio étnico y religioso llevó a musulmanes, católicos y cristianos ortodoxos a matarse unos a otros.
Casi dos décadas después, los fantasmas de la guerra permanecen. En un reciente viaje al país, nuestro compañero George Thomas, conoció a una mujer que trata de desterrarlos.
Durante 1425 días las calles de Sarajevo vivieron bajo un ambiente de explosiones y de muerte, donde vecino luchaba contra vecino; católicos croatas, serbios ortodoxos y musulmanes cometieron actos terribles en nombre de la étnia y de la religión.
Violación, limpieza étnica, genocidio, asesinato a sangre fría. Todo sucedió en una lucha que se extendió desde la capital y envolvió a todo el país.
Tres años después de que callaran las armas, los horrores del pasado conmovieron al mundo.
Se estima que al menos unos 250 mil bosnios se mataron entre sí en las calles de Sarajevo, Mostar, Srebrenica, Banja y Luka.
Ahora 16 años después, Bosnia sigue asustada por los recuerdos de la guerra mientras que las divisiones étnicas y religiosas continúan.
La directora de Emek Beraka, Vanya Bule comenta “…ahora después de la guerra se mantienen y se alimentan, y podrían ser campo, tierra fértil, para otra guerra”; pero Vanya no quiere ver otra guerra, “Deseamos ver algo diferente en el futuro y dejar algo distinto como herencia a nuestros hijos”.
La Guerra en Bosnia y Herzegovina sucedió de 1992 a 1995, y fue causada por una compleja combinación de factores políticos y religiosos. |
Por eso, en los últimos años Bule ha trabajado en convertir un terreno escondido entre un valle rodeado de montañas -fuera de Sarajevo- en un lugar de reconciliación.
En el verano y durante cuatro semanas, invita a que croatas, serbios y musulmanes asistan a un campamento como ningún otro, donde experimentan un mensaje de esperanza y amor.
“Vienen muchos niños, adolescentes, jóvenes y hasta adultos, les sorprende lo que ven porque no lo ven afuera de este lugar. Son llevados a la unidad, hacia este lugar donde no hay presión de étnia, pueden vivir una vida en comunidad, en camaradería y amor unos con otros”, explicó Bule.
Vanya, cree que Cristo es la respuesta para Bosnia.
“Oramos por Jesucristo y el Reino de Dios en este país, ‘venga tu Reino, que tu Voluntad sea en este lugar’, es nuestra esperanza no sólo para la eternidad sino para esta vida terrenal, porque podríamos tener otra guerra y necesitamos que Jesús cambie nuestra realidad”.
Bule de nacionalidad croata, se trasladó a Bosnia hace años para trabajar como misionera y tiene una maestría en divinidades de la Universidad Regent de Virginia.
Actualmente es la directora de Emek Beraka, un ministerio cristiano que ayuda a organizar programas evangelísticos de verano. Emek Beraka significa en hebreo “valle de bendición”.
Petra, una asistente al campamento, comenta que en el lugar hay gente de diferente trasfondo, pero que todos compartimos, y se divierten jugando y conociéndose. Vanya Nikolinovic otra asistente dice, “Cuando me vaya podré decirle a otros en mi escuela que es posible vivir juntos”.
Mapa de Bosnia y Herzegovina. |
El campamento también es un lugar estratégico para la comunidad evangélica en Bosnia, debido a que compartir el evangelio de Jesucristo en este país no es tarea fácil por ser una tierra de católicos, ortodoxos y musulmanes.
La iglesia evangélica es de menos de 700 miembros en todo el país.
Karmelo Kresonja de la Iglesia Evangélica de Mostar, dijo que “Para los líderes es una oportunidad de reunirse, compartir y alentarse unos a otros. Oramos por un avivamiento, oramos unos por otros. Es un tiempo de recargar y refrescarse en Dios.”
Organizar el campamento representa superar muchos retos. No hay agua caliente, ni baños adecuados, los campistas deben dormir en tiendas porque no hay edificios en la propiedad, excepto una estructura que sirve de cocina para alimentar a cientos.
“Cada año tratamos de arreglar esta cocina para volverla a usar” dijo Vanya.
Vanya sueña con construir una verdadera cocina y nuevos dormitorios para tener campamentos adicionales durante el año; pero por ahora continúa orando para que este valle sea una bendición para la nación.
“Cuando veo que los niños estaban separados en las ciudades de Bosnia y no se hablaban, cuando vengo a este lugar y los veo jugando, sentándose juntos, cuando los veo alabando al mismo Dios, no veo grupos étnicos, veo a la gente de Bosnia, a una futura generación que podrá tener un futuro diferente.”
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