CHIAPAS, México (CBN News / MundoCristiano.tv) Los problemas socioeconómicos colocan a México en el segundo lugar de casos de orfandad en América Latina. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia - UNICEF - en el país hay más de un millón y medio de niños huérfanos. Pero para un grupo de misioneros, ésta es una oportunidad para hacer la diferencia en la vida de un puñado de niños.
En Arriaga, Chiapas, al sur de México, Bill y Tammy Woods trabajan diariamente con su equipo misionero, para ofrecer amor y dirección a decenas de niños huérfanos. Décadas atrás, ellos fundaron orfanatos en los Estados Unidos y en Rumania, y esa experiencia los preparó para hacerlo en México.
“Entendimos que íbamos a trabajar con niños. Entonces vinimos a Arriaga y empezamos a trabajar con la asociación civil "El Faro de Esperanza", que es una asociacion mexicana. Empezamos a ver la forma de cuidar niños huérfanos y maltratados, abandonados. Ahora mismo tenemos en la casa veintidós niños viviendo con nosotros como familia. Porque para mi esposa y para mi, somos familia”, dice Bill.
Este concepto de familia cristiana y no de orfanato, ha logrado la restauración emocional y física de decenas de niños: “Un día, alguien me hablo diciendo “por favor, manda a alguien a rescatar a una niña, porque su papá la va a matar”. Cuando llegaron, la niña toda su cara estaba hinchada y tenía sangre en sus ojos por los golpes. Carmita tiene autismo. Ella llegó con miedo, de acercarse a cualquier hombre; pero con el cariño, con el amor, con paciencia, hemos visto los cambios de una niña tan golpeada, a una niña tan bonita; cariñosa, que se me acerca, me abraza... nunca lo hacía! Yo puedo ver en lo físico el amor para cambiar la vida de uno”.
UN HOGAR, UNA FAMILIA
Los resultados obtenidos, en el "Faro de Esperanza" han merecido la confianza del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), un organismo nacional para la integración de la familia.
“Los niños llegan por medio del DIF y hay muchos casos. Hemos rechazado a algunos, porque no tenemos espacio... tenemos espacio en nuestro corazón, pero no tenemos espacio en la casa”.
“Y me duele mucho decir que no tenemos lugar ahorita. Podemos ver muy pronto los cambios en los niños, cuando están en un ambiente de amor, un ambiente sano. De hecho, una de mis niñas me dijo “mami, este no es una casa hogar, esta es una familia”, agrega Tammy.
Una familia vive justo frente al paso del tren que utilizan los migrantes de Centro y Sudamérica para llegar a los Estados Unidos. Muchos de sus niños caen accidentalmente durante la travesía.
“La gente ha abandonado niños; han pasado y unos días después, se encuentran niños abandonados”.
Pero Bill y su equipo, no se han quedado con los brazos cruzados y hace tres años iniciaron un nuevo proyecto llamado "El Rancho del Alfarero".
“La idea del Rancho es tener una aldea infantil, con casitas, con su tienda, escuela; todo como si fuera un pueblito. Y además que sea autosustentable, que pueda tener su propio ingreso. Ahorita tenemos criadero de conejos, borregos, ganado, gallinas para el auto consumo del rancho y también para vender. El fin de la visión es cuidar más de 200 niños, sobre las 43 hectáreas que tenemos.”
Bill planea construir hogares que van a tener entre 8 y10 niños y en total son 20 casitas. En una forma de aldea, en familia; con una mamá substituta ó una familia para cuidarlos, para que sean su familia.
Para éste proyecto Bill, Tammy y todo su equipo confían únicamente en la provisión de Dios, pues Aquel que los llamó también les da provisión: “Es un placer cuidar niños; es un gozo. Y es nuestro deseo cuidar más de los que tenemos ahora en casa”.
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